Construcción, motor para el empleo y la recuperación

La pandemia ha mostrado con mayor claridad la urgente necesidad que tienen las personas de contar con una vivienda de calidad, digna, en un lugar adecuado para el trabajo y rodeada de parques y zonas verdes.
Solo en Bogotá, este sector genera trabajo para unas 283.000 personas.
La pandemia ha mostrado con mayor claridad la urgente necesidad que tienen las personas de contar con una vivienda de calidad, digna, en un lugar adecuado para el trabajo y rodeada de parques y zonas verdes. Espacios que pasan necesariamente por las manos de un constructor formal.
Se trata, además, de un sector clave para la reactivación económica de Bogotá y Cundinamarca que, con la edificación de 57.154 unidades de vivienda cada año (31.390 en Bogotá y 25.764 en Cundinamarca), constituye el motor que jalona el empleo y dinamiza otros 34 sectores de la economía, entre ellos, el del acero, maderas, cementeras, acabados, etc.
En materia de ocupación laboral, el impacto es diciente: son unas 283.000 personas empleadas en Bogotá (sin contar los que se generan en Cundinamarca). Y de manera indirecta, la cifra llega a 500.000 ocupados.
El sector representa casi el 4 % del PIB de la ciudad, generando un riego económico en casi la mitad del sistema productivo de la capital porque tiene una relación directa con 34 sectores de la economía y con casi el 50% de los subsectores del aparato productivo.
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Solo este año han movido cerca de 4 billones de pesos en insumos para la industria, y la inversión de las familias bogotanas para acceder a una vivienda (créditos) está llegando a los 8,2 billones de pesos.
“Nuestra apuesta es que la gente entienda que desde el sector formal trabajamos cumpliendo las normas, haciendo un aporte económico real en el día a día –asegura Alejandro Callejas, gerente de Camacol Bogotá-Cundinamarca–.
Además, trabajamos para suplir un déficit de vivienda que es real. Se trata de mejorar las condiciones de la ciudad y proteger la estructura ambiental”, explica.
Se necesitan 96.000 viviendas
Cada año, la necesidad de las familias bogotanas de tener una vivienda crece. Según datos del gremio, el déficit cuantitativo de hogares que hoy tiene la capital es de más de 96.000 (familias que viven en hacinamiento o no tienen dónde vivir). A esta cifra se le suma el déficit cualitativo de vivienda, que asciende a 250.000 hogares (familias que, aunque tienen una vivienda, estas no cumplen con los estándares mínimos para vivir).
Como si fuera poco, en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), para los próximos 12 años, se establece que Bogotá deberá suplir las necesidades de 1,1 millones de hogares más. “Lo primero es que haya conciencia de las necesidades de vivienda en Bogotá y Cundinamarca –añade Callejas–. Todas las cifras muestran un panorama preocupante. Y ante ese déficit de vivienda, la gente encontrará dónde vivir como sea. Y eso, o se hace de una manera formal y organizada, o desorganizada e informal, generando impactos negativos en el espacio público y en la concepción de la estructura ecológica principal”, precisó.
En ese sentido, el compromiso que asegura tener Camacol-Cundinamarca es el de construir viviendas que cumplan con las buenas prácticas y garanticen a las personas el disfrute de buen espacio público y zonas verdes que protejan el medio ambiente de la ciudad.
Proyectos sostenibles
Actualmente, el sector constructor genera cerca de 35.000 viviendas al año. La construcción formal le deja más del 25 % en áreas de cesión a la ciudad para espacio público y otro 25 % para reservas naturales, lo que al final se traduce en ciudades integrales dentro de las mismas ciudades, con los espacios mencionados, además de vías amplias, colegios y centros de salud cercanos donde se puede vivir mejor. (Ver gráfico).
Según el censo del Dane del 2005, la mayor participación era la de los hogares que estaban conformados por cinco personas, “hoy el promedio es de tres y en 12 años incluso va a ser menor”, afirmó Callejas, por lo que también es necesario tener en cuenta el modelo de familia en el futuro.
Un ejemplo de proyecto de expansión urbana, sostenible y ordenada es Lagos de Torca (en el norte de la capital), el cual se propuso llevar a cabo desde el año 2000 para “limitar el crecimiento urbano y consolidar en los bordes de la ciudad proyectos que integren a Bogotá con su región metropolitana, restauran las funciones y servicios ecosistémicos e incluyan mercados laborales, el ocio y la oferta de bienes y servicios públicos”, explicó Natalia Trujillo, gerente general de Lagos de Torca (ver recuadro).
Otro proyecto que tiene estas mismas características es Reverdecer Sur, que abarca 415 hectáreas, la mitad de las cuales se destinará para espacios ambientales. Generalmente, el sector del sur de la capital no cuenta con un buen espacio público ni grandes zonas verdes, por lo que también se tiene como meta construir un parque 1,5 veces más grande que el Simón Bolívar.
Nuestra apuesta es que la gente entienda que desde el sector formal trabajamos cumpliendo las normas, haciendo un aporte económico real en el día a día
Además, debe complementarse con construcción de vías y viviendas que no representen un riesgo ni hacinamiento, pues actualmente en la ciudad el espacio público disponible por persona no alcanza a ser un metro, de ahí que la meta sea llegar a siete metros por habitante.
Uno de los grandes retos que tiene la construcción es la lucha sin cuartel contra la informalidad y la ilegalidad, pues se trata de iniciativas que se hacen en zonas de riesgo (cerros y cerca de la ronda de los ríos) y cada vez que llueve, estas zonas son propensas a inundaciones y deslizamientos, lo que pone en riesgo a las personas que allí habitan.
Camacol-Cundinamarca hace una invitación a dejar de lado esa idea de que el gremio quiere urbanizar cada centímetro de la ciudad. “Casi todas las empresas que operan acá son bogotanas, viven acá, tienen sus familias acá y desarrollan construcción bajo las normas que pide Bogotá”, concluyó Alejandro Callejas.
Alejandro Callejas, gerente de Camacol.
Lagos de Torca, desarrollo incluyente
Lagos de Torca es un modelo de ciudad dentro de la ciudad que contará con estructura ecológica, sistema vial y espacio público funcional. Sus habitantes tendrán acceso integral a viviendas, comercio, entretenimiento y servicios de salud y educación, entre otros. Será un proyecto multiestrato donde 130.000 familias tendrán la posibilidad de vivir.
Se edificarán 29.000 (VIP), 37.000 (VIS) y 64.000 viviendas de estratos 4, 5 y 6, “convirtiéndose en el proyecto más incluyente en la historia de Bogotá y ajustándose a las diferentes necesidades de la población”, señaló Natalia Trujillo, gerente general de Lagos de Torca. También es un modelo de alianza público-privada.
Una meta es pasar del 5 al 15 % de personal femenino en las obras
Cuatro de cada 10 trabajadores del sector de la construcción son mujeres, y tres de cada 10 posiciones en las empresas del sector están ocupadas por ellas, mayoritariamente en cargos de coordinación y profesionales.
Por ello, Camacol Bogotá Cundinamarca adelanta un programa denominado ‘Mujeres que construyen’, cuyo objetivo es fomentar nuevas oportunidades de acceso, desarrollo y permanencia para las mujeres en la cadena de valor de la construcción. De hecho, una de sus metas principales es pasar del 5 al 15 % de personal femenino en obras en los próximos 3 o 4 años, y garantizarles un espacio y ambiente adecuados para su trabajo.
Diana Patricia Urrego es una mujer con 20 años de experiencia en el sector de la construcción, gracias a ese trabajo pudo sacar a sus tres hijos adelante y a formar la que hoy es su empresa: DPU Soluciones en Construcción S. A. S.
María Clara Orozco, Diana Urrego y Claudia Manjarrés son ejemplo de mujeres que trabajan en el sector de construcción.
Inició como ayudante de aseo en el sector de construcción hasta que un día conoció una empresa que se dedicaba a la parte de pintura de las obras. “Y ahí fue donde, durante 15 años, aprendí todo de manera empírica. Y, gracias a ello, llevo 5 años trabajando independiente con mi empresa, que se dedica a hacer obra civil y acabados”, expresó Urrego.
Actualmente tiene a cargo la pintura y acabados del Hotel Hilton en Santa Marta, y en su equipo trabaja con cinco madres cabeza de familia, como ella, y cinco hombres. Ellos al principio no salían de su asombro al tenerla como jefe, pero hoy entienden que “el respeto es primordial, y bajo ninguna circunstancia, ni por recocha, se les puede faltar el respeto a las mujeres ni a ninguno de mis trabajadores”, precisó.
En su trayectoria en el sector de construcción ha sido testigo de machismo y miradas de recelo cuando las mujeres hacen el mismo trabajo de los hombres, por lo que considera que aún hay mucho camino por recorrer.
*Un proyecto de contenidos editoriales especiales, con el auspicio de Camacol Bogotá y Cundinamarca.